Un prestatario recibe dinero de un prestamista y se compromete, mediante contrato, a devolverlo según unas cuotas, intereses y plazos acordados por ambas partes. Esta operación, tan antigua como el dinero, se ha democratizado gracias a los bancos y se ha ido sistematizando y sofisticando con el paso del tiempo. Antes de acudir al banco a pedir un préstamo es importante hacer números y entender bien el impacto que su devolución puede tener sobre la salud financiera para evitar complicaciones en el futuro.
Un préstamo financiero es una operación financiera mediante la cual el prestamista entrega una cantidad de dinero al prestatario, que se compromete a devolver lo recibido, junto con los intereses pactados entre las partes, en unos pagos o contraprestaciones que han de realizarse en los plazos de tiempo establecidos.
Victoria Nombela, secretaria técnica de Economistas Asesores Financieros (EAF-CGE), órgano especializado en asesoría financiera del Consejo General de Economistas, detalla en qué consiste esta operación: “Generalmente las condiciones se recogen en un contrato de préstamo, que incluye cantidad prestada, tipos de interés, plazos de amortización, así como otros gastos aplicables”.
Préstamo y crédito son mecanismos diferentes de financiación. Ambos son productos bancarios que aportan capital al solicitante pero tienen diferencias en cuanto a definición y objetivos. Mientras un préstamo facilita todo el dinero solicitado de una sola vez en el momento de su concesión, en un crédito el banco pone a disposición de cliente una cantidad de dinero, que puede utilizarla en función de sus necesidades, disponiendo de toda la cantidad prestada, de una parte o nada.
Diferencias entre préstamo y crédito
Un préstamo es un producto financiero que permite a un usuario acceder a una cantidad fija de dinero al comienzo de la operación, con la condición devolver esa cantidad más los intereses pactados en un plazo determinado. La amortización del préstamo se realiza mediante unas cuotas regulares. Entre las principales características de un préstamo financiero destacan:
- La operación tiene una vida determinada previamente.
- Una vez amortizado todo el capital a través del pago de las cuotas (mensuales, trimestrales, semestrales…), se da por concluida la operación sin posibilidad de acceder a más dinero, salvo que se formalice un nuevo préstamo.
- Los intereses se cobran sobre el total del dinero prestado.
- Los préstamos tienen un plazo mayor, generalmente de años.
Un crédito es una forma de financiación más flexible que permite acceder a la cantidad de dinero prestada según las necesidades de cada momento. El crédito establece un límite máximo de dinero, dentro del cual el cliente podrá ir disponiendo parcial o totalmente. Puede ser que el cliente use todo el dinero concedido, solamente una parte o nada. Repasamos las principales características de un crédito que lo diferencian de un préstamo:
- Los intereses de los créditos suelen ser más altos que los de un préstamo.
- Solo se pagan intereses por la cantidad utilizada, aunque puede haber una comisión mínima sobre el saldo no dispuesto.
- A medida que se devuelve el dinero se podrá seguir disponiendo de más, siempre que no se supere el límite fijado.
- Por lo general, a diferencia del préstamo, el crédito se renueva cada año para seguir permitiendo que el cliente use esa línea de financiación cuando lo necesite.
Las figuras habituales para obtener financiación a través de un crédito son la tarjeta de crédito y la póliza de crédito o línea de crédito, que se suele articular a través de una cuenta corriente en la que se pueden hacer ingresos y retiradas de fondos hasta el límite concedido.
Los créditos se suelen usar para cubrir desfases entre cobros y pagos por parte de las empresas, para afrontar períodos puntuales de falta de liquidez o para compras concretas. Por su parte, los préstamos suelen utilizarse para financiar la compra de un bien o servicio.
Si te estás preguntando qué es un préstamo bancario no es más que una operación por la cual una entidad financiera pone a disposición de un cliente o empresa, una determinada cantidad de dinero que tendrá la obligación de devolver -junto con sus intereses- en una cantidad de cuotas fijadas previamente por un contrato.
Por lo tanto, un préstamo bancario es un compromiso que adquieren ambas partes (entidad y contratista) y del que es importante conocer los elementos que lo forman:
- Capital: cantidad de dinero solicitada a la entidad financiera
- Interés: cuantía que el cliente o empresa para a la entidad por disponer del capital prestado
- Plazo: la cantidad de cuotas periódicas fijadas en el contrato para devolver el dinero prestado más los intereses.
Los motivos para solicitar un préstamo bancario pueden ser diversos aunque con frecuencia están relacionados con la compra de un bien o un servicio concreto.
Si hablamos de préstamos a personas físicas suelen solicitarse para la compra de una vivienda (préstamos hipotecarios), de un vehículo (préstamos vehiculares) o para tener una mayor solvencia económica (préstamos personales).
En el caso de las empresas, los motivos pueden ser tan diversos como para la compra de maquinaria, equipos informáticos o reparaciones y rehabilitaciones de espacios de trabajo.
Sea cual sea el motivo, lo que sí hay que tener en cuenta es que los préstamos bancarios han de ser solicitados para afrontar periodos pasajeros de falta de liquidez o cubrir los gastos de una situación extraordinaria.